Recuerdo que de pequeña mi abuela me enseñó a coser un poco. Me gustaba rebuscar en su cesta de costura. Llegó, incluso, a comprarme un bastidor para mí solita y yo hacía mis pinitos en la costura.
Pero con el tiempo mi relación con los hilos y las agujas se limitó a coser algún botón que otro y para de contar.
Hasta hace cosa de 1 mes que no sé por qué empezó a picarme el gusanillo. Afortunadamente internet es un pozo sin fondo de sabiduría y, con ganas, se puede aprender casi de todo.
Así fue, como me puse manos a la obra e hice mis primeros broches en fieltro. Aquí los tenéis, para ser los primeros no están mal, ¿no creéis?
No hay comentarios:
Publicar un comentario